
Redacción MUNDO
Washington – 20 de junio de 2025- En medio de una escalada bélica sin precedentes entre Israel e Irán, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha optado por aplazar por dos semanas su decisión sobre una posible intervención militar directa. La medida, anunciada por su portavoz Karoline Leavitt, busca —según la Casa Blanca— dar espacio a una “posibilidad sustancial de negociaciones” con Teherán.
La pausa ha sido interpretada por analistas como un respiro diplomático en un tablero regional al borde del colapso. Sin embargo, también refleja las profundas divisiones dentro del propio Partido Republicano y la presión de aliados internacionales que temen una guerra de consecuencias impredecibles.
Consecuencias de una intervención estadounidense
Una acción militar directa de EE. UU. contra Irán podría desencadenar una guerra regional de gran escala. Expertos advierten que, a diferencia de intervenciones pasadas en Irak o Afganistán, un ataque a Irán —especialmente a sus instalaciones nucleares subterráneas— podría provocar represalias masivas no solo contra intereses estadounidenses en Medio Oriente, sino también contra aliados como Israel y bases militares en Catar, Irak y Bahréin.
Además, Irán ha advertido que responderá con “toda su fuerza” si Washington se involucra activamente en el conflicto. El viceministro de Exteriores iraní, Kazem Gharibabadi, afirmó que “todas las opciones están sobre la mesa” y que cualquier agresión será respondida con firmeza. El líder supremo, Ali Khamenei, fue aún más contundente: “Una intervención militar estadounidense tendrá consecuencias irreparables”.
¿Diplomacia en marcha o cortina de humo?

Mientras tanto, los ministros de Exteriores de Irán, Francia, Alemania y Reino Unido se reunirán en Ginebra en lo que podría ser el primer contacto directo desde que estalló el conflicto. La diplomacia europea busca reactivar un canal de diálogo que Washington había marginado desde el colapso del acuerdo nuclear de 2015.
Sin embargo, Irán ha dejado claro que no negociará mientras continúen los ataques israelíes. “No hay lugar para el diálogo bajo agresión”, declaró el canciller iraní Abbas Araghchi.
Trump, entre la presión interna y el legado internacional
La decisión de Trump de aplazar su respuesta ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos sectores lo ven como una jugada estratégica para evitar una guerra impopular, otros lo interpretan como una señal de indecisión. Su base política está dividida: el ala más nacionalista del movimiento MAGA rechaza una nueva guerra en Medio Oriente, mientras que sectores neoconservadores presionan por una acción contundente contra Irán.
En este contexto, la ambigüedad de Trump —“puede que lo haga, puede que no”— mantiene al mundo en vilo. La historia reciente demuestra que una sola publicación en redes sociales puede alterar el curso de los acontecimientos.