
Redacción ECONOMIA MUNDIAL
Caracas/Bogotá – julio de 2025.
En el marco de una visita oficial a Venezuela, el Gobierno colombiano reafirmó su interés estratégico en adquirir Monómeros, la empresa venezolana de fertilizantes con sede en Barranquilla. La apuesta, liderada por el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, busca consolidar la soberanía alimentaria del país y avanzar en una mayor integración energética regional.
Durante su agenda en Caracas, Palma sostuvo reuniones de alto nivel con el presidente Nicolás Maduro, la vicepresidenta Delcy Rodríguez y representantes del sector energético venezolano, incluyendo directivos de PDVSA, Pequiven y gremios empresariales binacionales. En dichas reuniones, el gobierno colombiano expresó formalmente su intención de cerrar una negociación que devuelva a Monómeros el carácter de activo estratégico bajo control nacional.
“Ojalá podamos concretar esa negociación entre los dos gobiernos, para que Monómeros pase a ser propiedad de nuestro país y así desarrollar su enorme potencial”, señaló Palma. “Si esta empresa ha logrado mantenerse a flote en condiciones adversas, imaginemos su capacidad con mayor inversión y expansión regional”, añadió.
Monómeros es una pieza clave en la cadena de abastecimiento de fertilizantes en Colombia, particularmente en un contexto de alta volatilidad en los precios internacionales de insumos agrícolas tras la guerra en Ucrania, las disrupciones logísticas globales y la desaceleración del comercio exterior.
La integración energética regional: una visión geoeconómica
La visita también incluyó discusiones sobre la interconexión eléctrica entre Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, en el marco de una estrategia regional que busca posicionar a la energía como motor de desarrollo industrial en el Caribe y América del Sur.
“Nuestra gran ambición es reconectar con Venezuela, ayudar a Ecuador y avanzar hacia una interconexión con Panamá. La energía puede ser el eje de integración para llevar industria, empleo y progreso a nuestros pueblos”, explicó el ministro Palma.
Colombia ya había enviado energía a Ecuador durante contingencias anteriores, y ve en la diversificación energética y el suministro binacional una oportunidad no solo técnica, sino también política, para ampliar su influencia regional.
El gobierno Petro ante el mundo: presencia activa pese a la tormenta política interna
La renovada estrategia internacional del gobierno de Gustavo Petro contrasta con la creciente agitación política que enfrenta en el plano doméstico, marcada recientemente por las acusaciones de intento de golpe de Estado, denuncias de desestabilización institucional y un clima de confrontación con sectores de la oposición y la fiscalía.
A pesar de ese escenario interno convulso, el Ejecutivo ha intensificado su presencia en foros regionales y multilaterales. La administración Petro ha sostenido una agenda exterior activa en temas como transición energética, justicia climática, integración suramericana y cooperación agroindustrial, participando recientemente en espacios como la CELAC, la CAN, y encuentros bilaterales con Brasil, México y China.
Analistas ven esta ofensiva diplomática como un intento de reposicionar a Colombia como un actor relevante en las discusiones globales del sur geopolítico, al tiempo que se contrarresta la narrativa de inestabilidad interna con una política exterior ambiciosa y propositiva.
La apuesta por Monómeros, en ese sentido, no solo refleja un interés económico y estratégico, sino también un gesto político de acercamiento con el régimen venezolano y una reafirmación de soberanía productiva, en momentos en que Colombia busca blindar su seguridad alimentaria frente a los vaivenes del comercio internacional.
¿Qué implicaciones tendría para Colombia la compra de Monómeros? Claves económicas y regionales de una apuesta estratégica
La intención del gobierno de Gustavo Petro de adquirir la empresa venezolana Monómeros, especializada en la producción de fertilizantes y ubicada en Barranquilla, podría marcar un punto de inflexión para la política agroindustrial y comercial de Colombia. Más allá de la dimensión simbólica del control estatal sobre un activo clave, la operación tendría repercusiones directas en la balanza comercial, la seguridad alimentaria y la integración regional.
1. Reducción de la dependencia de importaciones
Actualmente, Colombia importa entre el 65% y el 70% de los fertilizantes que consume, lo que la expone a la volatilidad de los precios internacionales, especialmente tras las disrupciones globales causadas por la pandemia, la guerra en Ucrania y las restricciones a la exportación de países como Rusia, China e India.
Al recuperar el control sobre Monómeros, el gobierno busca relocalizar parte de la cadena de suministro, garantizar precios más estables para el agro colombiano y reducir la exposición externa en un sector estratégico para la seguridad alimentaria nacional.
2. Impacto en la balanza comercial
Una Monómeros fortalecida podría generar ahorros millonarios en divisas al sustituir importaciones, al tiempo que podría ampliar su mercado hacia el Caribe y países andinos, mejorando el saldo de la balanza comercial agrícola y química. Si se cumplen los objetivos de ampliación de capacidad y mejora de eficiencia, la empresa podría convertirse en exportadora neta de fertilizantes, especialmente hacia Centroamérica y Ecuador.
3. Estímulo a la producción agropecuaria
Al garantizar el suministro local de fertilizantes con precios más competitivos, el impacto directo se traduciría en un mayor margen de rentabilidad para el campesinado colombiano y un incentivo adicional para expandir la frontera agrícola. Esto es particularmente relevante en el contexto del Plan Nacional de Desarrollo, que incluye como prioridad una reforma rural productiva y mayor seguridad alimentaria.
4. Consolidación de alianzas energéticas y geoeconómicas
La compra de Monómeros también reforzaría la alianza energética con Venezuela, donde Pequiven –la empresa estatal de petroquímicos– provee insumos clave para la producción de fertilizantes. Esta cooperación sur-sur podría ser vista como un modelo de integración productiva regional, en contraste con la dependencia histórica del comercio con Estados Unidos o Europa.
5. Riesgos y desafíos
Sin embargo, la operación también conlleva riesgos. Entre ellos:
La falta de transparencia en la negociación podría ser utilizada como argumento por la oposición para criticar la iniciativa.
Monómeros aún enfrenta pasivos financieros y operativos heredados del periodo de control político opositor durante el interinato de Juan Guaidó, lo cual puede requerir inyecciones de capital público.
La persistente fragilidad institucional en Venezuela y la volatilidad en sus acuerdos bilaterales podrían afectar el suministro o estabilidad del negocio.
En conclusión: La apuesta por Monómeros es más que una transacción empresarial: es una pieza clave en la visión del gobierno Petro para avanzar hacia soberanía productiva, diversificación de alianzas internacionales y autonomía económica frente a las tensiones geopolíticas globales. Si se concreta bajo criterios técnicos sólidos, esta adquisición podría tener un efecto positivo y sostenido sobre la economía colombiana y su integración regional.