
Ginebra – Nueva York – Unidad Investigativa
En un nuevo giro dentro de la compleja arquitectura de seguridad global, las principales potencias europeas han activado las alarmas sobre el futuro del programa nuclear iraní. Diplomáticos de Reino Unido, Francia y Alemania confirmaron este martes que están preparados para restablecer las sanciones multilaterales de Naciones Unidas contra Irán antes de finalizar agosto si no hay avances tangibles en las negociaciones para reactivar el acuerdo nuclear.
La decisión se enmarca en la cláusula de reversión automática conocida como *snapback*, contenida en el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), firmado en 2015. Esta herramienta permite a cualquier miembro original del acuerdo reimponer automáticamente las sanciones de la ONU si determina que Irán ha incumplido los términos del pacto.
El encuentro entre los embajadores europeos se celebró en la Misión Permanente de Alemania ante Naciones Unidas, en Nueva York, y fue precedido por una conversación telefónica entre el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, y sus homólogos europeos. Fuentes diplomáticas señalan que el objetivo es coordinar una respuesta política y jurídica que presione a Teherán a retomar el camino del desarme verificable.
El Departamento de Estado norteamericano informó que la conversación se centró en “garantizar que Irán no desarrolle ni adquiera un arma nuclear”. La renovada preocupación se da en un contexto geopolítico marcado por los recientes ataques israelíes y estadounidenses a instalaciones nucleares iraníes, lo que ha tensionado aún más el equilibrio regional.
### **”Sin compromiso verificable, activaremos el snapback”**
El ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, advirtió que sin un compromiso concreto por parte del régimen iraní antes de septiembre, “Francia, Alemania y Reino Unido tendrán base legal para restituir las sanciones de la ONU levantadas hace una década”.
El bloque europeo argumenta que las actuales condiciones constituyen una violación sustancial de los compromisos asumidos por Irán en el JCPOA. Entre estas violaciones se destacan el enriquecimiento de uranio a niveles cercanos al umbral de uso militar y la suspensión de cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que desde hace semanas no tiene acceso a instalaciones clave.
### **Irán endurece su postura tras ataques a instalaciones nucleares**
Desde Teherán, el ministro de Exteriores Abbas Araghchi expresó la disposición iraní a reanudar el diálogo nuclear, pero exigió “garantías firmes” de que no se repetirán ataques contra sus centros estratégicos. Araghchi responsabilizó directamente a Israel y Estados Unidos de “obstaculizar cualquier posibilidad de solución diplomática” y aseguró que los bombardeos de junio causaron daños tan graves que los inspectores iraníes aún no han podido evaluar completamente el impacto.
El presidente Masoud Pezeshkian confirmó que Irán suspendió la cooperación con el OIEA y denunció que las acciones militares recientes vulneran los principios del derecho internacional y erosionan los canales de diálogo.
### **Impacto regional y escenario global**
La posible reimposición de las sanciones de la ONU bajo el mecanismo de snapback tendría implicaciones profundas no solo para el programa nuclear iraní, sino también para la seguridad energética mundial, la estabilidad de Medio Oriente y el régimen internacional de no proliferación nuclear.
Analistas advierten que un regreso completo a las sanciones podría empujar a Teherán a retirarse definitivamente del JCPOA, y acelerar una carrera armamentista regional, particularmente ante el silencio estratégico de países como Arabia Saudita e Israel.
Aunque el régimen iraní insiste en que su programa tiene fines exclusivamente pacíficos, la falta de acceso por parte del OIEA y la actividad clandestina detectada por servicios de inteligencia occidentales han avivado el temor a una ruptura definitiva del marco diplomático construido durante la última década.
Por ahora, el reloj geopolítico avanza hacia una nueva fecha crítica: agosto será decisivo para saber si el mundo enfrenta un nuevo ciclo de contención o el desmoronamiento de uno de los pilares clave del control nuclear global.