
Redacción Internacional
La Corte Suprema de Brasil ordenó este lunes la prisión domiciliaria del expresidente Jair Bolsonaro, acusado de conspirar para revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2022, en las que fue derrotado por Luiz Inácio Lula da Silva.
La decisión fue emitida por el magistrado Alexandre de Moraes, quien encabeza múltiples investigaciones contra Bolsonaro y varios de sus aliados. Según la resolución, el exmandatario deberá permanecer en su residencia bajo estrictas condiciones: “no podrá recibir visitas fuera de su círculo familiar o legal, ni utilizar teléfonos celulares, directamente o a través de terceros.
Moraes argumentó que Bolsonaro ha incumplido las medidas cautelares impuestas en meses anteriores y representa un “riesgo de fuga” y de “obstrucción a la justicia”, al mantener una narrativa que pone en duda la legitimidad de los comicios.
La medida se enmarca en el contexto de una extensa investigación judicial por su presunta participación en un “plan golpista” para impedir la posesión de Lula da Silva. Varios de sus antiguos asesores, militares retirados y exministros también están siendo investigados por su presunta participación en maniobras para alterar el orden constitucional.
Reacciones y tensiones internacionales
La decisión ha provocado reacciones en el plano internacional. Desde Washington, el presidente Donald Trump, conocido aliado ideológico de Bolsonaro, calificó el proceso judicial como una “cacería de brujas global”. En una declaración oficial, Trump vinculó además los recientes aranceles impuestos por su administración a productos brasileños con lo que describió como una “situación injusta” que atraviesa su homólogo suramericano.
Analistas políticos advierten que esta intervención de la Casa Blanca añade una nueva capa de presión diplomática al caso, en medio de temores por una posible politización del proceso judicial.
Mientras tanto, la defensa de Bolsonaro niega todos los cargos y alega persecución judicial, aunque hasta ahora no ha presentado pruebas concluyentes que desmonten la narrativa de la Fiscalía.
El caso se perfila como una prueba clave para la solidez democrática en Brasil y un referente regional sobre los límites del poder presidencial en tiempos de polarización. La comunidad internacional sigue con atención el desarrollo de un proceso que podría tener repercusiones más allá de las fronteras brasileñas.
¿Los jueces del sur dan lecciones a la justicia norteamericana?
Mientras en Estados Unidos la justicia parece titubear ante figuras como Donald Trump, en América Latina comienzan a imponerse decisiones judiciales valientes contra líderes poderosos. La reciente prisión domiciliaria impuesta a Jair Bolsonaro en Brasil y la condena penal contra Álvaro Uribe en Colombia envían un mensaje claro: nadie está por encima de la ley, ni siquiera los expresidentes.
Estas decisiones contrastan con el lento avance de los procesos judiciales en el norte, donde los intereses políticos y económicos muchas veces frenan la acción judicial. ¿Está el sur marcando el camino en la lucha contra la impunidad? Aunque los sistemas aún tienen fallas, los jueces latinoamericanos parecen estar asumiendo el costo político y social de juzgar a los intocables.
Una lección que la justicia estadounidense, con toda su institucionalidad, haría bien en observar.