
Más de un ministro salió preocupado de Palacio esta mañana no por los decretos, sino porque en la cafetería presidencial se comentaba que el próximo ajuste ministerial está “servido” para después de la primera semana de septiembre. Entre café y rumores ya circulan tres nombres en la lista de posibles relevos, dos por bajo perfil en sus carteras y uno por choques directos con el propio presidente.
Lo curioso es que las conversaciones no se dieron en el despacho ni en el consejo de ministros, sino entre asesores y funcionarios de segunda línea que, taza en mano, soltaron más de lo que debían. Al parecer, algunos congresistas aliados también han recibido señales discretas de que se avecinan cambios, y hasta habrían sugerido candidatos para llenar los vacíos.
En política, ya se sabe, los pasillos hablan más que los comunicados oficiales. Y en Palacio, el aroma del tinto suele anticipar los movimientos que aún no aparecen en el papel.