
Por Redacción Internacional
El derrumbe del edificio Champlain Towers South en Surfside, ocurrido en la madrugada del 24 de junio de 2021, no solo dejó un saldo devastador de 98 víctimas fatales. Tres años después, el colapso sigue sacudiendo los cimientos de la confianza en la industria de la construcción de Miami y, según un nuevo informe del Gobierno federal, también expone la peligrosa mezcla de negligencia, corrupción y vacíos regulatorios que permitieron que la tragedia ocurriera a plena vista.
El reporte preliminar del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés), divulgado esta semana, reveló que hubo señales visibles de fallas estructurales semanas antes del colapso, señales que nunca fueron atendidas ni por los administradores del edificio ni por las autoridades locales responsables de la inspección.
Entre ellas, destacan grietas en muros, puertas corredizas desajustadas y marcos de acceso desplazados que impedían incluso abrir una puerta. Para la investigadora principal del NIST, Judith Mitrani-Reiser, estos hallazgos confirman que el colapso no fue repentino ni imprevisible.
“Estamos hablando de un edificio que ya mostraba síntomas de deterioro crítico y que debieron haber encendido todas las alarmas”, advirtió Mitrani-Reiser ante el Equipo Nacional de Seguridad de la Construcción.
El epicentro: la piscina
El informe refuerza la hipótesis de que el desastre no se originó directamente en la torre residencial de 12 pisos, sino en la zona de la piscina y el estacionamiento subterráneo, donde se registraron los primeros fallos. Desde allí, la debilidad estructural se propagó como un efecto dominó hasta hacer colapsar la edificación en cuestión de segundos.
Vecinos que sobrevivieron aún recuerdan los ruidos extraños que antecedieron al derrumbe. “Yo escuchaba un crujido fuerte por las noches, como si el concreto se partiera. Pensé que eran arreglos, nunca imaginé que era el preludio de algo peor”, dijo a este medio Marta López, una residente de origen argentino que perdió a dos amigos en el siniestro.
Corrupción y negligencia en la mira
El caso ha abierto un debate profundo sobre las prácticas de construcción en el sur de Florida, un sector históricamente marcado por las presiones inmobiliarias, la influencia de contratistas y la falta de controles estrictos.
El abogado Daniel Urdaneta, quien representa a un grupo de víctimas, asegura que “la tragedia de Surfside no fue un accidente, sino el resultado de años de corrupción, licencias apresuradas y mantenimientos diferidos para ahorrar dinero”.
Los registros judiciales muestran que desde 2018 una firma de ingenieros había advertido sobre “daños estructurales significativos” en Champlain Towers South. Sin embargo, la junta de condóminos tardó más de dos años en aprobar reparaciones, mientras discutía los costos y la responsabilidad de cada propietario.
“En Miami, el negocio inmobiliario ha crecido más rápido que la capacidad de supervisión del Estado. Eso deja la puerta abierta a la negligencia y a la corrupción”, dijo a este medio un exfuncionario del condado de Miami-Dade que pidió no revelar su nombre.
Latinos entre las víctimas
La tragedia golpeó especialmente a la comunidad latinoamericana. Entre los fallecidos hubo familias enteras provenientes de Argentina, Paraguay, Colombia, Venezuela y Cuba, muchos de ellos atraídos por la promesa de un “refugio seguro” en el corazón de la Florida.
El entonces alcalde de Surfside, Charles Burkett, calificó el hecho como “la peor catástrofe en la historia de la ciudad”, mientras que familiares de las víctimas denunciaron desde el inicio la falta de transparencia en las investigaciones y los retrasos en la rendición de cuentas.
Lecciones pendientes
El derrumbe de Surfside impulsó cambios normativos en Florida. Desde 2022, el estado exige que los edificios de más de tres pisos pasen revisiones estructurales obligatorias a los 30 años de construcción, o a los 25 si se ubican en zonas costeras. Pero especialistas cuestionan si esas medidas son suficientes.
“El problema no es solo la frecuencia de las inspecciones, sino la independencia de quienes las realizan. Mientras los mismos ingenieros dependan de los administradores de los edificios para ser contratados, siempre habrá conflictos de interés”, advierte la ingeniera civil María Torres, profesora de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
Una herida abierta
Tres años después, el terreno donde se levantaba Champlain Towers South permanece vacío, símbolo de una herida que no cicatriza. Para las familias de las víctimas, la justicia aún está pendiente.
“Perdí a mi hermana y a mi sobrino. El gobierno puede sacar todos los reportes que quiera, pero si nadie responde ante la ley, esto va a volver a pasar”, dijo entre lágrimas Jorge García, un colombiano residente en Nueva York que viaja cada año a Surfside para conmemorar el aniversario de la tragedia.
El informe preliminar del NIST no es el final de la investigación, pero sí un recordatorio contundente: el colapso del Champlain Towers no fue un hecho fortuito, sino el desenlace de un sistema en el que la negligencia, la burocracia y la corrupción resultaron más fuertes que el concreto armado.
Cronología del caso Surfside (2018-2024)
- 2018: Un reporte de ingenieros advierte sobre “daños estructurales significativos” en Champlain Towers South.
- 2019-2020: La junta de condóminos demora la aprobación de reparaciones por el alto costo y las disputas internas.
- 24 de junio de 2021: A la 1:22 a.m., la torre de 12 pisos colapsa parcialmente; mueren 98 personas.
- Julio 2021: Demandas colectivas son presentadas por familias de víctimas.
- 2022: Florida aprueba nuevas leyes de inspección obligatoria para edificios.
- 2023: Los primeros acuerdos legales alcanzan cifras superiores a los $1,000 millones en compensaciones.
- Septiembre 2024: El NIST publica su informe preliminar, confirmando fallas visibles semanas antes del derrumbe.