
Redacción Mundo
Este sábado 14 de junio, miles de ciudadanos se volcaron a las calles de más de un centenar de ciudades en Estados Unidos en una masiva jornada de protesta contra el presidente Donald Trump. Bajo el lema “No Kings”, se convocaron cerca de 2.000 marchas, convirtiendo el día en una de las movilizaciones más grandes desde el regreso del mandatario republicano a la Casa Blanca en enero.
En Nueva York, una multitud desafió la lluvia para marchar por la Quinta Avenida, coreando consignas como “¡Donald Trump tiene que irse!” y portando pancartas en defensa de los derechos constitucionales y migratorios. “Es esencial demostrar que la democracia sigue viva”, dijo Vikas Mehta, uno de los manifestantes.
Las protestas estuvieron centradas en el rechazo a las políticas migratorias del actual gobierno. Desde marzo, más de 250 personas han sido deportadas a El Salvador, muchas de ellas acusadas de vínculos con organizaciones como el Tren de Aragua. Organizaciones defensoras de derechos humanos denuncian que los procedimientos se han llevado a cabo sin las garantías legales correspondientes.
En Los Ángeles, los manifestantes se congregaron frente a edificios federales donde hubo momentos de tensión con efectivos de la Guardia Nacional, desplegados pese a la oposición del gobernador de California, Gavin Newsom. “¡Fuera ICE de Los Ángeles!” y “Vergüenza” fueron algunas de las consignas predominantes.
Desde otras ciudades como Houston, surgieron voces que expresan creciente preocupación por lo que consideran un retroceso en derechos fundamentales. “Se comporta como un temerario”, comentó un profesor universitario que pidió mantener el anonimato.
Trump respondió calificando a los manifestantes como “personas que odian a nuestro país” y advirtió que responderá “con mucha fuerza” en caso de disturbios. Más tarde, la Casa Blanca aseguró que el presidente respalda el derecho a la protesta pacífica, en línea con los principios democráticos.