
Redacción Política y Justicia
El proceso judicial que enfrenta el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez entra en su fase más crítica. Esta semana, la Fiscalía pidió formalmente ante el Juzgado 44 Penal de Bogotá que se dicte condena contra Uribe por tres delitos relacionados con presunta manipulación de testigos. La decisión abre un nuevo escenario que podría reconfigurar por completo el panorama político de Colombia de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
Más allá de las consecuencias legales inmediatas, el caso se ha convertido en un eje central de la pugna política en el país. Uribe no solo es el máximo líder del Centro Democrático, sino que durante dos décadas ha sido el referente ideológico de la derecha y el uribismo sigue siendo un actor clave en la política nacional. Lo que ocurra en los próximos meses tendrá profundas implicaciones para los equilibrios de poder.
El uribismo, en riesgo de crisis interna

Si el fallo condenatorio se confirma en los próximos meses, la primera consecuencia será para el propio Centro Democrático, que enfrenta el desafío de redefinir su liderazgo en medio de un escenario electoral cada vez más competitivo. La figura de Uribe ha sido el principal aglutinador de la base conservadora, y su ausencia o debilitamiento judicial podría desatar una crisis interna entre las distintas corrientes del partido.
A la fecha, el Centro Democrático no ha logrado construir una figura presidencial fuerte y competitiva de cara a 2026. La posibilidad de que Uribe quede fuera del escenario electoral, incluso como “gran elector”, dejaría un vacío que podría ser aprovechado tanto por el ala moderada de la derecha como por sectores populistas que ya exploran su propio camino.
La izquierda y el centro: ¿oportunidad de consolidación?
El debilitamiento de Uribe podría reconfigurar la competencia en la derecha, pero también ofrecer un respiro a la izquierda y al centro, que buscan consolidarse como alternativa de poder en 2026. El presidente Gustavo Petro y su coalición tratarán de capitalizar el discurso de renovación institucional y de lucha contra la impunidad, aunque también deberán evitar que el proceso sea percibido como un juicio político que exacerbe la polarización.
Por su parte, sectores de centro y centro-derecha, encabezados por figuras como Alejandro Gaviria, Sergio Fajardo o Rodolfo Hernández, podrían encontrar un terreno más propicio para atraer al electorado conservador desencantado por el desgaste del uribismo.
El impacto en la opinión pública
En términos de imagen pública, el juicio ya ha debilitado significativamente la figura de Uribe. Aunque conserva un núcleo de apoyo fiel, su nivel de aprobación ha caído en los últimos dos años, y una condena podría acentuar esta tendencia. Además, la percepción internacional también juega un papel: observadores de la UE y organizaciones de derechos humanos seguirán con atención el desarrollo del proceso, evaluando la solidez de la justicia colombiana frente a casos de alta sensibilidad política.
¿Puede la defensa cambiar el escenario?
El equipo de defensa de Uribe, consciente del impacto político del caso, buscará agotar todas las vías procesales para evitar que su líder quede formalmente condenado antes de la campaña electoral. La estrategia incluye recursos de apelación, posibles solicitudes de medidas alternativas a la cárcel y, de ser necesario, llevar el caso a instancias internacionales.
Sin embargo, el factor tiempo es clave: si la condena en primera instancia se confirma a inicios de 2026, el golpe político sería difícil de revertir a corto plazo. Y aun si logra evitar la prisión, un fallo adverso limitaría la capacidad de Uribe para jugar un rol activo en la campaña.
Conclusión: una elección marcada por la justicia
El proceso contra Álvaro Uribe se ha convertido en uno de los factores que probablemente definirán el clima político de cara a las presidenciales de 2026. En un país con altos niveles de polarización y una democracia aún marcada por los escándalos del pasado, la justicia vuelve a estar en el centro del debate. Las decisiones que tome el tribunal no solo afectarán el futuro personal del expresidente, sino que podrían alterar profundamente el equilibrio de fuerzas en la próxima contienda electoral.