
Redacción MUNDO
San Antonio, Texas – 7 de julio de 2025. La cifra de víctimas por las devastadoras inundaciones que azotaron comunidades cercanas a San Antonio el pasado 4 de julio asciende ya a 104 personas, entre ellas 28 niñas, mientras que al menos 10 menores siguen desaparecidas. Las lluvias, intensas y súbitas, descargaron en apenas dos horas el equivalente a un mes completo de precipitaciones, lo que provocó el desbordamiento del río Guadalupe, arrastrando barrios enteros y dejando paisajes reducidos a escombros y lodo.
Las autoridades locales han declarado el estado de emergencia, mientras brigadas de rescate, bomberos y voluntarios trabajan contrarreloj entre los restos de las viviendas colapsadas y las corrientes fangosas. Las esperanzas de hallar sobrevivientes disminuyen, y los organismos de socorro ya advierten que el número de víctimas podría aumentar en las próximas horas.
Una catástrofe anunciada: cronología de un desastre climático
La tormenta que causó la tragedia del 4 de julio no fue un evento aislado. Expertos en clima y autoridades locales venían alertando sobre un aumento significativo en la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos en el sur de Estados Unidos. A continuación, una cronología de eventos climáticos que marcaron los últimos meses en Texas:
Mayo 2025: Sequías severas en el oeste del estado dejan a más de 30 condados en emergencia agrícola.
Inicios de junio: Olas de calor extremo baten récords históricos en Houston y Austin, con temperaturas que superaron los 46 °C.
14 de junio: Tornados azotan el norte de Texas, destruyendo más de 400 estructuras y desplazando a miles de personas.
25 de junio: Una tormenta eléctrica paraliza parcialmente el sistema eléctrico de Dallas, dejando sin luz a 2 millones de personas.
4 de julio: Inundaciones súbitas en San Antonio causan la peor tragedia climática registrada en la región en las últimas dos décadas.
“No fue solo una tormenta”: advierten expertos
Según el Dr. Henry Atwood, climatólogo del Instituto de Estudios Atmosféricos de Colorado, el fenómeno que azotó San Antonio es una expresión directa del cambio climático:
“Lo que ocurrió en Texas es el resultado de una atmósfera más cálida, que retiene más humedad y la libera de forma abrupta. Estamos viendo cómo se normalizan fenómenos que antes eran excepcionales”, explicó en entrevista con CNN International.
Por su parte, la doctora Clara Benítez, experta en gestión de riesgos climáticos de la Universidad de California, advierte que este tipo de tormentas serán más frecuentes si no se implementan políticas integrales:
“Texas necesita urgentemente reforzar su infraestructura hidráulica y actualizar sus sistemas de alerta temprana. Pero más allá de eso, Estados Unidos debe dejar de ver el cambio climático como un asunto futuro. Ya estamos pagando sus consecuencias”.
Silencio político y corazones rotos
Las reacciones políticas han sido criticadas por su tibieza. El senador republicano Ted Cruz, en un escueto comunicado, dijo tener el “corazón roto” por las víctimas, pero evitó referirse a la falta de acción legislativa en materia ambiental y a su propio historial de negacionismo climático. Activistas y organizaciones ambientales han señalado que estas tragedias son también el resultado de la falta de liderazgo y de políticas públicas eficaces para mitigar los impactos del calentamiento global.
Un llamado urgente
Desde Naciones Unidas hasta ONG como Greenpeace y la Cruz Roja Internacional, el llamado es unánime: si no se adoptan medidas urgentes, desastres como el de San Antonio podrían repetirse con mayor intensidad, poniendo en riesgo la vida de millones de personas.
Texas, con su geografía vulnerable y su economía fuertemente ligada a la industria petrolera, se encuentra en una encrucijada: adaptarse al nuevo orden climático o seguir enfrentando tragedias anunciadas.
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