
Redacción | Internacional
23 de junio de 2025
En un nuevo y peligroso giro en la escalada de tensiones entre Irán y Estados Unidos, Teherán lanzó este lunes una serie de ataques con más de una decena de misiles dirigidos contra bases militares estadounidenses ubicadas en Catar e Irak, como represalia a los recientes bombardeos estadounidenses sobre instalaciones nucleares iraníes.
El ataque más significativo se produjo contra la base aérea de Al Udeid, en Catar, una instalación estratégica que alberga el cuartel general avanzado del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) y desempeña un papel esencial en las operaciones militares en la región. Imágenes difundidas por ciudadanos de Doha mostraban interceptores en acción, intentando neutralizar los misiles iraníes que surcaban el cielo catarí.
De forma paralela, fuerzas iraníes también atacaron la base militar de Ain al-Assad en Irak, otra instalación clave para las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio, según informó la agencia AP, citando a un funcionario de seguridad iraquí.
Hasta el momento, Washington ha informado que no se registraron víctimas entre su personal militar, aunque el presidente estadounidense, Donald Trump, convocó de inmediato a su Consejo de Seguridad Nacional para evaluar la respuesta.
El ataque provocó una contundente reacción diplomática desde Doha. “Expresamos la firme condena del Estado de Catar al ataque contra la base aérea de Al Udeid por parte de los Guardianes de la Revolución iraníes, que constituye una flagrante violación de la soberanía y del derecho internacional”, declaró el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores catarí, Majed Al Ansari.
Como medida preventiva, Catar había ordenado el cierre de su espacio aéreo horas antes del ataque y emitió una alerta para que los ciudadanos estadounidenses evitaran desplazamientos innecesarios y se mantuvieran alejados de instalaciones militares o zonas sensibles.
El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, justificó la ofensiva como una respuesta legítima: “No buscamos la guerra, pero no dejaremos sin respuesta la invasión contra el gran Irán”, publicó en su cuenta oficial de X.
El contexto de este intercambio bélico es la reciente ofensiva estadounidense del pasado 21 de junio, cuando fuerzas norteamericanas atacaron tres bases nucleares iraníes —dos de ellas, de gran relevancia estratégica—, en respuesta a actividades hostiles de Teherán. La acción desencadenó una serie de represalias iraníes y ataques contra intereses estadounidenses e israelíes.
Israel, aliado de Washington, también intensificó sus operaciones en territorio iraní. El lunes, sus fuerzas aéreas atacaron la prisión de Evin, en Teherán —que alberga activistas políticos—, y una sede militar vinculada con la represión de las recientes protestas populares. Según el gobierno israelí, el objetivo de estas acciones no es derrocar al régimen iraní, sino golpear a su estructura represiva.
Implicaciones estratégicas
Este ataque marca un punto de inflexión en la ya frágil estabilidad del Golfo Pérsico. Catar, que históricamente ha mantenido relaciones diplomáticas pragmáticas con Irán y comparte con Teherán uno de los mayores yacimientos de gas natural del mundo, se ve ahora atrapado en medio de una confrontación que amenaza con desbordar las fronteras tradicionales del conflicto.
El hecho de que Irán haya decidido atacar territorio catarí, sede de una de las principales bases estadounidenses en la región, plantea serios interrogantes sobre la capacidad de disuasión de Washington y sobre el futuro del equilibrio geoestratégico en Oriente Medio. Además, la posibilidad de que la escalada alcance niveles que afecten el tránsito energético y la seguridad marítima en el Golfo, un punto neurálgico para el suministro global de hidrocarburos, mantiene en alerta a los mercados internacionales y a las cancillerías de todo el mundo.
En Contexto
Análisis: escenarios y consecuencias geopolíticas del ataque iraní a bases de EE. UU. en Catar
El ataque con misiles lanzado por Irán contra las bases estadounidenses en Catar, en un contexto de represalias por la ofensiva norteamericana contra instalaciones nucleares iraníes, introduce un nuevo nivel de incertidumbre en el tablero geopolítico de Oriente Medio.
1. Escalada regional en marcha
La ofensiva marca un claro cambio de doctrina por parte de Teherán: en lugar de limitar su respuesta a ataques indirectos o a través de milicias aliadas en terceros países (como en el pasado con Hezbollah o las milicias chiíes iraquíes), Irán opta ahora por un ataque directo contra infraestructura militar estadounidense en suelo de un Estado del Golfo que hasta ahora había mantenido posiciones diplomáticas equilibradas.
Esto implica un riesgo de extensión del conflicto a los países del Golfo Pérsico, con consecuencias imprevisibles para la seguridad energética y la estabilidad política de la región.
2. Presión sobre Catar y el equilibrio diplomático
Catar se enfrenta ahora a un dilema estratégico: mantener sus vínculos económicos y diplomáticos con Irán o alinearse plenamente con sus socios occidentales y del Consejo de Cooperación del Golfo. Esta presión podría alterar el frágil equilibrio diplomático que Doha ha tejido en los últimos años, en medio de rivalidades con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
3. Impacto en la estrategia de EE. UU.
El ataque cuestiona la capacidad de disuasión de Estados Unidos en la región y podría obligar a Washington a reforzar su postura militar en el Golfo. Esto, en medio de tensiones globales por la guerra en Europa del Este y la creciente competencia con China en el Indo-Pacífico, podría dispersar los recursos estratégicos estadounidenses.
El presidente Trump y su equipo de seguridad nacional deberán calibrar cuidadosamente la respuesta: un contraataque desproporcionado podría desencadenar un conflicto abierto, mientras que una reacción tibia podría ser interpretada por Teherán y otros actores regionales como señal de debilidad.
4. Implicaciones para los mercados energéticos
El Golfo Pérsico es una arteria clave para el comercio mundial de petróleo y gas natural. Un incremento de las hostilidades en esta zona podría provocar disrupciones en el transporte marítimo a través del estrecho de Ormuz, con un impacto directo sobre los mercados energéticos globales. Los precios del crudo y del gas ya han mostrado volatilidad en las horas posteriores al ataque.
5. Israel como actor clave
La participación activa de Israel en las operaciones contra Irán —atacando infraestructura crítica dentro del propio territorio iraní— agrega una nueva dimensión al conflicto. Las acciones israelíes no solo amplifican el riesgo de una respuesta más amplia de Teherán, sino que también tensan aún más las relaciones en un momento en que los Acuerdos de Abraham pretendían construir puentes entre Israel y varios países árabes.
Escenarios futuros
Escalada controlada: ambas partes moderan sus acciones tras las primeras rondas de ataques, buscando canales diplomáticos para evitar un conflicto mayor.
Conflagración regional: aumento de ataques directos e indirectos entre Irán, EE. UU. e Israel, con potencial implicación de milicias proiraníes en Irak, Siria y Líbano.
Impacto global: disrupción prolongada del mercado energético mundial, con consecuencias económicas globales y repercusiones en la política interna de las potencias involucradas.