
Unidad Investigativa
I. Un proceso judicial cargado de significados
El expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez enfrenta un juicio sin precedentes por presunta manipulación de testigos, soborno en actuación penal y fraude procesal, tras denunciar originalmente al senador Iván Cepeda por vínculos con paramilitares. En cambio, la Fiscalía y la Corte Suprema concluyeron que era Uribe quien intentó presionar a testigos —mediante su abogado Diego Cadena— para torcer declaraciones en su favor.
Lo que empezó como un acusador convertido en acusado refleja la tensión entre la justicia penal y la política, en un país profundamente polarizado. Hoy, a pocas horas del fallo —previsto para mañana 28 de julio de 2025— millones observan si una figura emblemática del uribismo será condenada por primera vez en la historia reciente de Colombia
II. La Fiscalía, la prensa colombiana y el juego de influencias
A. La fiscalía: fundamentos y críticas
La Fiscalía formalizó la acusación en marzo de 2024, argumentando que hubo promesas o incentivos ofrecidos a ex paramilitares como Juan Guillermo Monsalve, Vélez o la exfiscal Hilda Niño, a cambio de declaraciones favorables a Uribe. Ante esto, la jueza Sandra Heredia consideró que persistían pruebas suficientes para proseguir en juicio oral, negando la preclusión solicitada previamente por la defensa.
La defensa afirma que las interceptaciones entre Uribe y su abogado violaron el secreto profesional y fueron obtenidas sin rigor procesal, aunque la Corte Suprema finalmente determinó que las grabaciones eran legales y admisibles.
B. La prensa colombiana: entre investigación y polarización
Diversos medios de investigación —como Cuestión Pública, La Silla Vacía y Semana — han documentado los vínculos de Uribe con el paramilitarismo, especialmente en casos como el Bloque Metro de Guacharacas y la masacre de El Aro. El testimonio de Juan Guillermo Monsalve ha sido central para esas investigaciones, revelando supuestos nexos directos con ganaderos, políticos y grupos armados.
La prensa también ha sido crítica con la defensa de Uribe, que ha promovido una narrativa de “lawfare” y persecución judicial. Columnistas del uribismo han calificado el caso como un linchamiento político, denunciando sesgos contra la justicia y el juicio mismo como una farsa.
III. Influencia política desde Estados Unidos
La defensa de Uribe ha buscado legitimación internacional, articulando un discurso similar al del expresidente estadounidense Donald Trump: acusaciones de persecución política (“lawfare”) y críticas a la independencia judicial de Colombia.
Republicanos como Marco Rubio y Carlos A. Giménez han expresado su solidaridad con Uribe, presentándolo como un símbolo de la lucha contra el izquierdismo y una pieza clave para la seguridad regional. Rubio ha solicitado a EE. UU. un juicio justo, mientras Giménez lo ha comparado con Abraham Lincoln y ha advertido sobre el uso de la justicia como arma política.
El apoyo internacional también incluye cartas de organizaciones de exmandatarios, como IDEA‑Democrática, aunque algunas han sido desacreditadas por irregularidades en el contenido y sesgos evidentes.
Por su parte, el presidente Gustavo Petro se comprometió públicamente a respetar el fallo que dictara la jueza Heredia, defendiendo la independencia judicial incluso en medio de tensiones directas con Uribe.
IV. Las muertes e incidentes violentos ligados al proceso
Un elemento oscuro rodea al juicio: la muerte violenta de testigos clave.
Carlos Enrique Areiza Arango, ex paramilitar y uno de los testigos centrales del caso parapolítica, declaró que Uribe y su hermano participaban en reuniones paramilitares previas a masacres como la de El Aro. A pesar de contar con protección estatal, fue asesinado en abril de 2018 en Medellín.
Francisco Villalba Hernández, también ex paramilitar y testigo de la masacre de El Aro, fue atacado en prisión y posteriormente asesinado. Declaró haber visto operar el Bloque Metro desde tierras de los hermanos Uribe. Su testimonio se volvió simbólico en las acusaciones.
Otros testigos vinculados al caso han fallecido bajo circunstancias que dieron lugar a especulaciones sobre presiones, intimidaciones o represalias. El número y coincidencia temporal ha profundizado la desconfianza respecto a la integridad del proceso judicial colombiano.
V. ¿Por qué la defensa presentó testigos investigados o condenados?
La defensa de Uribe ha justificado el uso de declarantes con antecedentes judiciales alegando que ellos dieron información de manera “voluntaria” y que su abogado solo verificó datos existentes, no los creó. Los testigos clave son personas exoneradas o con procesos en curso que, según la defensa, actuaron sin presiones externas.
Esta estrategia ha sido objeto de fuertes críticas por parte de fiscales, jueces y analistas: consideran que no solo reduce la credibilidad de los testimonios, sino que refuerza la percepción de que la defensa depende de versiones motivadas por beneficios personales.
VI. Balance de estrategias jurídicas: buenas y malas jugadas

Fortalezas de la defensa
-Narrativa de persecución política: Inspirada en discursos globales populistas, busca disputar la legitimidad del proceso judicial y posicionar a Uribe como víctima de sus adversarios.
-Control procesal y recursos técnicos: Presentaron múltiples tutelas, recusaciones y apelaciones buscando demorar el proceso, evitar prescripción y ganar tiempo estratégico.
-Testimonio propio de Uribe: Un alegato personal de múltiples horas defendiendo su inocencia, negando familiaridad con los testigos y resaltando décadas de servicio público.
Debilidades o riesgos estratégicos
-Dependencia de testimonios controversiales: La defensa basó buena parte de su argumentación en testigos ex paramilitares sometidos a procesos judiciales, fuertemente cuestionados por contradicciones y sospechas de motivación económica o personal.
-Tensión con la técnica judicial: La jueza Heredia ha reprendido a la defensa por interrupciones indebidas, violaciones a la técnica probatoria y maniobras acaloradas que restaron legitimidad.
-Calificación pública de testigos y víctimas: El llamado de Uribe a testigos como “bandido” o el uso de mensajes explosivos en redes ha sido criticado como intolerante y podría ser mal recibido por la opinión pública.
VII. ¿Qué debería decidir la jueza Sandra Heredia?
Teniendo en cuenta la complejidad del caso, las presiones políticas y las muertes violentas de testigos, el fondo del veredicto debe centrarse en la valoración imparcial y rigurosa de la prueba, por encima del clamor mediático o los discursos extrajudiciales.
Sentido de candidatura a condena
* La Corte Suprema ya argumentó que Uribe posiblemente actuó como determinador e inducción de la manipulación de testigos a través de Cadena.
* Testimonios clave han sido coherentes y han mantenido sus versiones ante presiones, lo que fortalece su credibilidad.
Argumentos para una absolución
* El principio de “in dubio pro reo” exige una certeza amplia sobre la autoría y dirección de los actos ilícitos.
* Si existen dudas razonables sobre la intervención directa de Uribe, se justificaría una absolución bajo estándares penales liberales.
VIII. Conclusión: más que un juicio, una encrucijada nacional
Este proceso representa un momento fundacional para la justicia colombiana: si se mantiene la independencia, las instituciones resistirán incluso bajo la presión política interna y externa. Si no, se reforzará la percepción de instrumentalización judicial y se sembrará desconfianza ciudadana en el sistema.
La decisión deberá ser tomada con base en la “prueba y la ley”, no en victorias discursivas. Más allá del resultado, el juicio de Uribe mantiene una fuerza simbólica alta: demuestra si un expresidente puede ser procesado con transparencia en Colombia o si el sistema sigue blindando a grandes poderosos.
Sea cual sea la decisión de la jueza, sus implicaciones reverberarán en el contexto político interno, el debate electoral del 2026 y las relaciones con aliados como Estados Unidos.
Adenda: ¿Qué vendrá si Álvaro Uribe es declarado culpable? — Efectos colaterales en su círculo cercano
Un fallo condenatorio contra Álvaro Uribe Vélez no solo sería un hito político y jurídico para Colombia. También podría desencadenar un efecto dominó sobre los casos pendientes y las denuncias en curso que involucran a su familia, aliados políticos, y redes económicas cercanas al expresidente.
Santiago Uribe Vélez: entre absoluciones parciales y nuevas evidencias

El hermano del expresidente, Santiago Uribe Vélez, fue absuelto en 2024 del caso por su supuesta participación en el grupo paramilitar “Los 12 Apóstoles”. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia dejó abierta la puerta a nuevas investigaciones por su presunta relación con el “Bloque Metro” y masacres como “El Aro” y “La Granja”, en Antioquia.
Una condena contra Álvaro Uribe podría fortalecer líneas investigativas cruzadas, donde nuevos testimonios o pruebas abran la posibilidad de reapertura procesal bajo el principio de conexidad o coautoría material, especialmente si se demuestra que ambos hermanos actuaron de forma coordinada en la financiación o promoción del paramilitarismo rural en los años 90.
Los hijos Tomás y Jerónimo: conflictos de interés y tráfico de influencias

Aunque Tomás y Jerónimo Uribe no enfrentan imputaciones formales, su nombre aparece en múltiples investigaciones periodísticas sobre “favores económicos y beneficios comerciales” recibidos durante el mandato de su padre. Entre los casos más notorios:
Intervención para adjudicar zonas francas y beneficios tributarios a empresas de socios cercanos.
Negocios con constructoras, como el polémico vínculo con Bavaria y empresas de infraestructura que accedieron a licitaciones públicas con ventajas aparentes.
Una eventual condena del expresidente podría dar pie a que la Fiscalía reabra investigaciones congeladas, al cuestionar el origen y legalidad de varios de estos favores, y examinar si existió enriquecimiento familiar indirecto a través del ejercicio del poder presidencial.
Lina Moreno de Uribe: menciones y ausencia judicial
La esposa del expresidente ha sido mencionada en investigaciones por su rol informal en reuniones estratégicas y procesos de lobby político durante los dos mandatos de Uribe. Aunque no ha sido acusada formalmente, algunos sectores judiciales y medios han señalado su influencia política no oficial y su cercanía con empresarios hoy investigados.
Un fallo adverso a Uribe podría forzar a la justicia a reexaminar la trazabilidad de ciertos procesos de contratación pública y decisiones presidenciales en las que participó su núcleo familiar. No se trataría de un juicio directo a la ex primera dama, pero sí de una exploración más profunda de su posible conocimiento de hechos criminales o uso del aparato estatal en beneficio privado.
Exfuncionarios y congresistas uribistas: ¿se reactivan los expedientes dormidos?
Exministros como Sabas Pretelt de la Vega, Diego Palacio, y excongresistas condenados por la “yidispolítica” (compra de votos para la reelección) podrían enfrentar nuevas investigaciones si una condena a Uribe confirma una estructura criminal o clientelista organizada desde la presidencia.
También podrían reactivarse casos contra exgobernadores, senadores o militares vinculados a su red de poder, sobre todo si se comprueba que la manipulación de testigos no fue un hecho aislado sino parte de una estrategia sistemática de encubrimiento.
¿Un efecto “lava jato” colombiano?
De ser hallado culpable, Uribe no solo perdería su legitimidad política. Su caso podría convertirse en el “Lava Jato colombiano”, un punto de inflexión judicial como el que desnudó las redes de corrupción en Brasil.
Esto requeriría, no obstante, un compromiso institucional sostenido por parte de la Fiscalía, la Corte Suprema y el Consejo Superior de la Judicatura, además de protección a nuevos testigos que podrían atreverse a hablar, ahora sin el temor de un Uribe intocable.
Conclusión: La puerta a una verdad más amplia La posible condena de Uribe, más allá de ser un acto de justicia individual, puede abrir la puerta a una “verdad más completa sobre el conflicto armado, la parapolítica y la captura del Estado” por intereses privados. Pero también pondrá a prueba si Colombia está lista para enfrentar sus fantasmas más oscuros… o si una vez más, el peso de los poderosos logra archivar la historia sin justicia.
Muchas gracias por el contenido, la calidad periodística e imparcialidad en los cometarios, básico para el ejercicio del Derecho a estar bien informado… Un Abrazo, LUIS CARLOS PÉREZ CARMONA.
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