
Redacción DEPORTES
Millonarios atraviesa uno de los momentos más turbulentos de los últimos años. Lo que debería ser un semestre de consolidación terminó convertido en un mar de frustraciones: eliminación temprana en torneos internacionales, pésimos resultados en la Liga, ambiente enrarecido en el camerino y una dirigencia cada vez más distante de su hinchada. ¿Qué está pasando realmente con el club azul de Bogotá?
Resultados que desencadenaron la tormenta
El 2025 arrancó con ilusión, pero la realidad pronto se impuso. La eliminación en la Copa Sudamericana ante Once Caldas fue el primer golpe de la temporada, un fracaso que encendió las alarmas y provocó protestas en El Campín.
En la Liga , Millonarios apenas sumó un punto en seis fechas, con derrotas dolorosas ante rivales como Llaneros y Unión Magdalena. El ambiente se volvió insostenible y el técnico David González fue destituido el 20 de agosto, tras un arranque que rozó lo catastrófico.
La hinchada no solo protestó con cánticos: hubo manifestaciones en la sede administrativa y amenazas de no asistir al estadio. En el clásico frente a Santa Fe, muchos aficionados decidieron abandonar El Campín antes del pitazo final, un gesto que resumió la mezcla de impotencia y rabia de la afición.
Lo que pasa al interior del vestuario

Los malos resultados son apenas la punta del iceberg. Dentro del equipo se respira un ambiente pesado. Han circulado rumores de indisciplina en algunos jugadores jóvenes que no asumen la camiseta con la seriedad que exige la historia azul.
La llegada de referentes como Radamel Falcao generó ilusión mediática, pero también roces. El choque generacional entre veteranos de recorrido internacional y futbolistas en formación creó tensiones que nunca se resolvieron.
A esto se suma la fractura en la comunicación entre el técnico y el plantel. Mientras González insistía en que “faltaba actitud”, varios jugadores se quejaban de que no había un plan táctico claro. El resultado fue un equipo sin rumbo, que dentro del campo transmitía desconexión y desconfianza.
La directiva en el ojo del huracán
El otro gran frente de la crisis está en el palco. La hinchada ha dirigido sus críticas a Gustavo Serpa, principal accionista, y a Enrique Camacho, presidente del club. Para los aficionados, la dirigencia mantiene una postura lejana, más interesada en balances financieros que en el proyecto deportivo.
Cada vez que la tribuna protesta, la respuesta llega en forma de comunicados fríos, sin autocrítica ni propuestas de cambio. Esa falta de cercanía ha profundizado el divorcio entre hinchada y directiva.
El comentarista Iván Mejía resumió el sentimiento de muchos: “Millonarios vive una política de miseria, donde lo importante no es competir sino ahorrar. Con esa mentalidad no se puede aspirar a títulos internacionales”.
El negocio de la venta y la inversión en nómina
El debate no se queda en lo deportivo. Millonarios es administrado por el Grupo Amber Capital, y desde hace tiempo circulan versiones de un posible negocio de venta de acciones. Aunque nada se ha confirmado, la sensación es que el club funciona más como un activo financiero que como un proyecto deportivo de largo plazo.
En cuanto a la nómina, las cifras son claras: Millonarios gasta mucho, pero invierte mal. El contrato de Falcao absorbió gran parte del presupuesto, lo que limitó la llegada de otros refuerzos de peso. Al mismo tiempo, jugadores clave como Álvaro Montero y Daniel Cataño salieron sin que fueran reemplazados con futbolistas de jerarquía similar.
En resumen: el dinero está, pero mal distribuido. El equipo depende de pocos nombres y carece de una plantilla equilibrada que pueda competir en varios frentes.
Culpables: todos tienen parte de responsabilidad
La crisis azul no tiene un único responsable.
* Directivos, por priorizar la estabilidad financiera sobre la gloria deportiva y por su desconexión con la hinchada.
* Cuerpo técnico, por no transmitir liderazgo ni cohesión al grupo.
* Jugadores, por indisciplina y falta de compromiso con una camiseta histórica.
El resultado es un club atrapado entre la mediocridad y la frustración, incapaz de responder a la grandeza que exige su hinchada.
Conclusión: Millonarios necesita un proyecto serio
Lo que hoy vive Millonarios no es una simple mala racha. Es una crisis estructural que mezcla problemas deportivos, administrativos y humanos. Para recuperar su lugar, el club necesita más que un cambio de técnico: requiere una inversión real en nómina, un proyecto deportivo estable y un acercamiento sincero con su hinchada.
El futuro de Millonarios depende de que sus dirigentes entiendan una verdad elemental: no se trata solo de números, se trata de grandeza. Y esa grandeza solo se sostiene con títulos, compromiso y respeto por una afición que no está dispuesta a conformarse con menos.