
Redacción Internacional y Conflicto armado
El gobierno de Ecuador ha dado un giro en su estrategia de seguridad al reconocer oficialmente a las disidencias de las Farc y al ELN como actores dentro de su conflicto armado interno. La medida se tomó luego de la masacre de 11 militares ecuatorianos en la provincia de Orellana, en un ataque atribuido a los “Comandos de la Frontera”, una disidencia de las Farc.
El ataque que cambió la estrategia de Ecuador
El pasado 9 de mayo, un escuadrón militar ecuatoriano fue emboscado con explosivos y fusiles mientras realizaba una operación contra la minería ilegal en la selva amazónica. El ataque dejó 11 militares muertos y uno herido, además de la muerte de tres guerrilleros, incluido alias “Compadre”, presunto cabecilla de los Comandos de la Frontera en Ecuador.
Este hecho llevó al presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, a firmar un decreto que califica a estos grupos como “organizaciones armadas”, lo que permitirá intensificar las operaciones militares contra ellos. Noboa aseguró que su gobierno “no descansará hasta que los responsables sean juzgados ante la ley”, y ordenó el despliegue de más de 1.500 soldados de élite a la zona afectada.
Declaraciones de las autoridades de Ecuador y Colombia

El gobierno ecuatoriano justificó su decisión argumentando que estos grupos tienen “incidencia dentro del conflicto armado interno en el territorio ecuatoriano”, lo que les permite actuar con mayor libertad en la frontera con Colombia. La medida busca dar un marco legal a las operaciones militares en curso y responder con contundencia a la expansión de redes criminales en la región amazónica.
Por su parte, el ministro de Defensa de Colombia, Pedro Sánchez , expresó su preocupación por la creciente influencia de estos grupos en la frontera y reafirmó el compromiso del gobierno de Gustavo Petro de combatirlos dentro de su estrategia de guerra frontal contra el crimen organizado. Sin embargo, la política de “Paz Total” de Petro ha generado divisiones, ya que algunos sectores consideran que los diálogos con grupos armados han permitido su fortalecimiento.
Implicaciones para la seguridad regional
El reconocimiento de estos grupos como actores del conflicto interno en Ecuador marca un cambio en la estrategia de seguridad del país. Ahora, las Fuerzas Armadas ecuatorianas podrán combatirlos con mayor contundencia, sin restricciones legales que los consideren solo como bandas criminales. Esto podría derivar en operaciones conjuntas con Colombia, especialmente en zonas fronterizas donde estos grupos tienen presencia activa.
Para el gobierno de Petro, esta decisión representa un desafío adicional en su política de paz, ya que Ecuador podría presionar a Colombia para que endurezca su postura frente a las disidencias y el ELN. Además, la escalada de violencia en la región podría afectar las negociaciones de paz en curso con estos grupos.
¿Qué sigue?
Mientras Ecuador refuerza su ofensiva militar, Colombia enfrenta el dilema de mantener los diálogos de paz o adoptar una postura más agresiva contra estos grupos. La frontera entre ambos países se ha convertido en un punto crítico de seguridad, y las próximas decisiones de ambos gobiernos serán clave para definir el futuro del conflicto armado en la región.